Mensaje de JuarezEl Nuevo Concepto del Muralismo Oaxaqueño
Cuando hablamos de grandes pintores oaxaqueños a través de la historia siempre relacionamos su trabajo con la pintura de caballete despreciando una arista magistral que exige del artista no solo talento y sacrifico físico, sino el más amplio dominio de la perspectiva, las escalas y la técnica de la coloración
Si ahondamos en el Arte Monterrosiano, una categoría que ya deberíamos incluir entre los estilos pictóricos oaxaqueños, estamos en presencia de una técnica Mural sin precedentes y totalmente novedosa que, sin deslindarse de la esencia mística y ancestral de la región, impone un resultado final surrealista que despierta y sacude la retina ocular del espectador, ya de por si tan cansada, fatigada y desorientada por más de dos siglos de academismo.
El salto Monterrosiano del caballete al gran formato, ofrece a su creador, Francisco López Monterrosa, la más sutil y pujante forma de expresión conceptual , tal y como se encuentra en su Mural Mensaje de Juárez que adorna la Rectoría de la Universidad Autónoma de Oaxaca ( UABJO) donde el artista, por fin, se define como profundo, filosófico, complicado y depositario de tradiciones riquísimas de su región mesoamericana, en donde todo equivale a todo y los actos e intenciones fluyen en atmosfera sin gravedad , barajándose entre los puntos cardinales del intelecto.
El Muralismo de por si ha sido la expresión artística de mayor alcance y disfrute popular que sus descomunales dimensiones brinda no solo para deleite ocular sino para guardar y compartir la historia de una región milenaria como lo es Oaxaca .
Pero es aquí donde surge el gran dilema de los muralistas oaxaqueños que incursionan o alguna vez lo hicieron en este estilo, movidos por diferentes intereses.
En épocas prehispánicas ya la región de Quiootepec y otras tan alejadas de los valles centrales oaxaqueños como la Mixteca, saltaron al mundo con muestras de un muralismo indígena de fuerte tradición en Mesoamérica devenida en el marcado interés de guardar las vivencias religiosas, la vida diaria y la interrelación entre reyes y súbditos.
Con la llegada de la Hispanidad, el Muralismo precolombino pasó de indígena a hispánico y de ahí a una expresión popular ligada a los grandes artistas de la Izquierda mexicana como Siqueiros, Rivera o Arturo García Bustos, este ultimo llamado en 1987 y en 1990 para realizar los murales que hoy adornan los interiores del palacio de Gobierno de Oaxaca de Juárez.
Según la apreciación de este crítico, los muralistas oaxaqueños han seguido corrientes y estilos predefinidos por el indigenismo pictórico o en el mejor de los casos han extrapolado sus obras de caballete al gran formato mediante un alarde del manejo de las escalas y las dimensiones.
Sin embargo, Monterrosa quiso abrazar la originalidad y el desenfado sin deslindarse de su propio sello en cuanto a color, la perfecta anatomía del icono pero abandonando lo escandalizante y pseudo impúdico con que han querido endilgar su trayectoria.
Porque Mensaje de Juárez, es un Mural que rompió la rutina de la región y también de los grandes maestros mexicanos inspirados, con perdón de todos, en la obra de famosos renacentistas italianos.
Si bien artistas locales como Rufino Tamayo, el chontal Juan Carlos Santiago Zarate o Filiberto Heredia Martínez, entre otros no menos importantes, labraron el difícil campo del muralismo oaxaqueño, Monterrosa ha sido hasta ahora el único que rompe la inercia puramente indigenista en unos casos y la gran esclavitud del encargo decorativo , en otros que suelen acompañar a los que deciden incursionar en el Muralismo.
Mensaje a Juárez es por tanto, ética, filosofía y surrealismo cuyo colorido identifica al temperamento del creador con el inicio de las cosas a la manera zapoteca en la época prehispánica.
La Cosmovisión Zapoteca vista desde un ángulo Monterrosiano
Tratar de comprender el simbolismo del Mural Monterrosiano en cuestión es demasiado pretencioso para la mene humana y solo un acercamiento, alimentado por la cosmovisión zapoteca, permite a críticos y espectadores al menos acariciar una leve respuesta.
El Mensaje parecería claro pero su decodificación es subyacente. Es todo a la vez y es una historia por capítulos. El Dios de la naturaleza está anunciando los grandes cambios a los que se verá sometido el mundo y caen en la memoria de los cinco señores, reyes de Oaxaca en forma de Granadas que a su vez están pariendo el sentido del ser humano
Al mismo tiempo La madre naturaleza entreteje con la luna Monterrosiana el manto de la constelación que arropa al Prócer Benito Juárez,. Ese mismo manto, sostenido por Ángeles indígenas en franco desafío a los cánones católicos, cubre los acontecimientos del mundo donde dos Caballeros, El Jaguar que representa la Tierra y el Águila, señor de los Cielos combaten entre sí. Hasta fijar un pacto de no volver a hacerlo para juntos destruir al monstruo de la ignorancia que poblara la tierra.
El símbolo de la lucha es al fin reconocido con la victoria de la ilustración que deberían alcanzar los pueblos mesoamericanos como rescate lógico de los sentidos naturales que en el mural Monterrosiano son expresados en formas de huevos que deberán abrirse para dejar pasar un hombre nuevo con todas las herramientas de la sabiduría que sean capaces de sobreponerse a la vanidad, la lujuria que son dos fenómenos que pueden conducir nuevamente al fin de los tiempos.
Benito Juárez, un oaxaqueño que marcó los destinos de México, , desde las alturas contempla este vía crucis en que se ha convertido el mundo, esa constante lucha de contrarios entre el bien y el mal que a medida del avance de los años olvida el equilibrio necesario en la balanza de la vida.
Juárez se erige como rector en la cima del Mural, Juárez dictando la única razón de la sabiduría
Así y con esa divisa es que los Caballeros Jaguar y Águila logran cortar la cabeza de la obscuridad que no permite a nuestros pueblos indígenas avanzar hacia la luminosidad futurística.
La simbología que rompe mitos
En los predios del surrealismo, estilo que más se asemeja a Monterrosa, la obra nace del automatismo puro, es decir, cualquier forma de expresión en la que la mente no ejerza ningún tipo de control para plasmar por medio de formas abstractas o figurativas simbólicas las imágenes de la realidad más profunda del ser humano, el subconsciente y el mundo de los sueños.
La Obra Monterrosiana continúa explorando esos caminos donde recursos como la animación de lo inanimado, elementos incongruentes, metamorfosis, relaciones entre desnudos y sexualidad, y evocación del caos, evocan el pensamiento oculto y prohibido como fuente de inspiración
Sin embargo en Mensaje a Juárez, el artista vincula sus eternos simbolismos con otros más avanzados.
Nuevamente la Granada como fruta exótica y erótica renueva los conceptos de la humanidad y nos conduce a la exploración de los misterios de la mente humana. Ya ha dicho el maestro que esta fruta es la esencia misma de la maternidad, “ el símbolo de metamorfosis, cambio o renovación. La abres y aparecen semillas quitas la tela y aparecen más semillas y entretelas. Es es como el mismo ser humano, misterioso, que por más que esculques su mente nunca terminas de entenderla ni descubrirla por esas mismas entretelas… y te das cuenta de algo extraordinario: es la reina de las fruta porque tienen su corona. Al parecer es la fruta que debió estar en el jardín de Edén envés de la manzana porque es la más erótica y tentadora para la masculinidad ya que parece un clítoris sangrando.”
En mensaje a Juárez la semiótica redefine simbolismos que nos transmiten una madeja de mensajes en forma de cascada. El sentido de la vida desde sus orígenes hasta nuestros días es visto a través de una canoa con una madre que arrulla a su hijo entre sus brazos mientras es asechada por un rostro de cabeza de piedra y una sirena que representan la vanidad y la lujuria que obnubilan los sentidos de la cordura y el amor de los humanos.
Es así entonces que las lucha del bien contra el mal, como antagonistas, solo será posible con la ilustración académica, con el reencuentro de los cinco sentidos del ser humano, prestos a abrirse como huevos que empollan y encontrar el rostro de la ilustración que, según el maestro, sugiere representarse en la cosmovisión Monterrosiana de la vida y de la historia
.El Muralismo Monterrosiano es finalmente una oda a la creatividad que puede guardar similitud con una perfecta y armónica sinfonía de símbolos surrealistas pero que se alejan de composiciones deprimentes sentimentaloides o facilistas por su romanticismo indígena enfermizo como tantos y tantos autores de renombres unos y de mediocridad otros que han dejado su impronta muralística en escenarios oaxaqueños.